

And Then He Came
Season 4 Episode 10 | 1h 9m 54sVideo has Closed Captions
Ana cancels her wedding as a past figure returns. Velvet anticipates changes.
Ana is stunned by Alberto’s return. She cancels her wedding to Carlos, but must ask herself whether her feelings have changed--and why Alberto never wrote. Before she can resolve her confusion, disaster strikes.
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback

And Then He Came
Season 4 Episode 10 | 1h 9m 54sVideo has Closed Captions
Ana is stunned by Alberto’s return. She cancels her wedding to Carlos, but must ask herself whether her feelings have changed--and why Alberto never wrote. Before she can resolve her confusion, disaster strikes.
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback
How to Watch Velvet
Velvet is available to stream on pbs.org and the free PBS App, available on iPhone, Apple TV, Android TV, Android smartphones, Amazon Fire TV, Amazon Fire Tablet, Roku, Samsung Smart TV, and Vizio.
Providing Support for PBS.org
Learn Moreabout PBS online sponsorshipEste programa contiene material para adultos y no es apto para todos los públicos Se recomienda discreción -Inspector Sánchez, sabemos que usted visitó el hospital la mañana que murió el señor Alcocer y que se marchó del hospital horas después de que las enfermeras encontraran al difunto.
-Enrique, no puedo más con esta presión.
-No me puedes dejar solo en esto.
-Quiero comprar tu parte antes de que alguien más sea parte de mí, sepa de tus problemas con la justicia.
-No pienso venderte mi parte.
-Marco.
-Aprovechando tu ausencia, ha organizado un desfile en Velvet.
-¿Cómo?
Esta vez has sobrepasado todos los límites y ha tomado una decisión: me voy de Velvet.
-No te atreverás.
¿Algún problema -Este contrato no especifica que Ana Ribera trabajará en exclusiva para las galerías.
-Lo siento, señor, pero no puedo ayudarle.
-Ana Ribera es la mujer de su vida y va a casarse con otro hombre porque cree que Alberto Márquez está muerto.
Puede que sí o puede que no, no lo sé.
Solo quiero asegurarme.
-Lo tengo.
Confeccionaré tres vestidos de novia para tres tipos distintos de mujer.
-Eso no creo que lo haga nadie.
-Hombre, originales, -Patricia.
Clara, llama a una ambulancia ahora mismo.
No quería irme a casa antes de saber que estabas bien.
-He perdido al hijo que estaba esperando.
¿Se puede saber qué pretendes, Cristina?
-Carlos me pidió que te echase una mano, y como tú me ayudaste con mi boda, a mí me pareció... -¿A qué estás jugando?
Aléjate de mí.
-Galerías Velvet.
-¿Clara?
¿Eres tú?
-Mateo, ¿qué ha pasado?
-Tienes que detener esa boda.
Alberto y yo volvemos a casa.
[gritos] ¡Rita!
¡Rita!
¡Hay que detener la boda!
¡Ana!
-¿Qué pasa?
-No te puedes casar.
Alberto está vivo.
-¿Dónde ha estado el padre de tu hijo mientras yo lo he criado a tu lado?
Te agarras a un amor que no existe, Ana.
-Lo siento, Carlos, la decisión está tomada.
-Me alegro de no ser la única abandonada.
Despierta de tu sueño.
Te lo dije, Alberto no es quien tú crees.
Alberto no quiere a nadie, solo se quiere a sí mismo.
[♪ Allba Libre y Lucío Godoy: "Falling in Love"] -Pero bueno, ¿a ti qué te ha pasado estos años?
¿Te has hecho mayor?
-Las nenas primero.
-Si yo te contara.
[♪ música alegre] [suspiro] Hemos llegado.
[suspiros] [bullicio] [jadeos] -No sabes las veces que he llorado tu muerte.
-¿Lloraste?
-No, nada.
[risas] -Te he echado de menos, amigo.
-Y yo a ti, mucho.
-[hablando inglés].
-Perdona, es que mi amigo está pasando un mal momento.
-[hablando inglés].
-Lo que me faltaba.
Me recorro medio mundo para venir a buscarte, ¿y así me lo pagas?
-Ah, bueno, perdóname, fui yo el que te escribí.
Muy guapo en la revista, por cierto.
-Vamos a tomar algo.
Tienes muchas cosas que contarme.
Vamos.
-Un güisqui coke, please.
-Me too.
Bueno, ¿y qué has hecho durante todos estos años?
¿Qué ha sido de ti?
-No sabría por dónde empezar.
-Pues por el principio.
Por ejemplo, ¿por qué te fuiste?
[♪ música suave] [suspiro] -Necesitaba pensar.
Tomar distancia.
Alejarme de Ana.
Thank you.
En el último momento cambié de vuelo con dirección a Estambul.
Si llego a saber lo del accidente, os hubiera llamado, lo siento.
-¿Por qué Estambul?
-Si te digo la verdad, no lo sé.
Vi un folleto, cambié el vuelo y no me lo pensé.
Mi padre siempre me había hablado de pequeño de la Ruta de la Seda.
Yo llevaba años en el mundo de la moda y ni siquiera sabía del origen de las telas, los colores, las texturas.
De allí que me fui.
Y me recorrí el Ganges, Benarés, Xi'an.
Hasta la China.
-¿Por qué no volviste?
-Ese viaje me cambió la vida, Mateo.
-¿Qué pasó?
[♪ música suave] -Háblame de Ana.
-Ana está bien, pero mejor que te lo cuente ella en persona.
-Abuelo, ¿al final no va a haber banquete?
-No, hijo, no, no, no hay banquete.
-¿Y nosotros dónde vamos a comer?
-Pues vamos a comer aquí.
Tú tranquilo, que sin comer no nos vamos a quedar, y mira para adelante con el triciclo que te vas a dar un golpe y nos va a echar la bronca tu madre.
-¿Y va a haber tarta?
-Sí, yo compro una tarta para todos.
-Entonces, ¿mamá no se va a casar con Carlos?
-Pues no, de momento no, hijo.
No.
Sabes que los mayores nos complicamos la vida de vez en cuando.
Pero quiero que aprendas una cosa: siempre es mejor dar un buen paso hacia atrás que cien mal hacia adelante.
[risa] -Menuda bomba.
-¿Qué bomba?
-No, nada, que nos lo vamos a pasar bomba hoy.
¿Verdad?
-Sí, si os portáis bien, vamos al Retiro y montamos en las barcas, ¿qué os parece?
-¡Sí!
¡Sí!
-¡Sí!
-Venga, vamos para dentro a hacer pis, a lavarse las manos y a comer.
-Yo me voy a cambiar, que tengo trabajo.
-Venga, vamos.
-No quiero.
-Vamos.
-¿Cómo está su sobrina?
-Se lo puede imaginar, doña Blanca.
La he dejado hace un rato con las chicas.
No sé cómo no ha querido decirle nada al niño, de momento.
-Normal.
Es muy difícil asimilar así de golpe que esté vivo después de tanto tiempo dándolo por muerto.
Pero al fin y al cabo es la mejor de las noticias, ¿no le parece?
-Sí, doña Blanca, pero ¿qué puede pasar a partir de ahora?
¿Qué puede pasar?
Han sido muchos años, ha estado a punto de casarse con otro.
-No lo sé, doña Blanca, no, no lo sé.
No... -Ya.
Estoy segura de que cuando se vuelvan a encontrar será como si el tiempo no hubiera pasado nunca.
-¿Usted cree?
Puede ser, puede ser.
-Vamos a comer.
-Vamos a comer.
-No creo yo que tenga el cuerpo para bocados.
-Bueno, pero nosotras lo intentamos.
Hola.
-Hola.
-Vaya carita.
-¿Cómo estás?
-Ay.
[suspiro] Perdida.
-No me extraña.
Te hemos traído un poco de comida.
-Gracias, chicas, pero no tengo nada de hambre.
[suspiro] Soy incapaz de sentir alegría.
Y es muy raro.
Alberto está vivo y yo estoy muerta de miedo.
¿Y si no es él?
¿Si ha cambiado, si ha rehecho su vida?
-Ana, no tengo ni idea de por qué Alberto ha hecho lo que ha hecho, pero si está viniendo con Mateo es porque quiere verte.
[golpean la puerta] -Adelante.
[puerta rechina] -Hola, mamá.
-Hola, mi amor.
-¿Cómo estás?
-Bien, tío, gracias.
¿Qué?
¿Has comido algo?
-Doble ración de postre.
Ya le conoces.
-¿Quieres que vayamos a nuestro sitio secreto?
-¡Sí!
-¿Sí?
Vamos.
A ver quién llega antes.
Venga.
[puerta rechina] -¿Cómo está?
-Con mucho miedo.
-Me imagino.
-¿Por qué ahora?
¿Por qué me has escrito ahora después de tanto tiempo sin saber de ti?
-Te escribí después del primer año cuando llegué del viaje.
-No digas tonterías.
-Mateo, te escribí todos los meses.
Y también te llamé, no me lo cogías y pensé que no querías saber nada de mí.
-Nunca recibí una carta tuya.
-Jorge Juan 28, cuarto izquierda, Madrid nueve.
Mateo, por favor.
[suspiro] -Alberto, Clara y yo estamos separados.
Hace más de cuatro años que no vivo allí.
El matrimonio más breve de la historia, sí.
-Lo siento.
-No, está superado.
O no.
No lo sé, algún día.
-Bueno, por lo menos eres el editor de moda, ¿no?
[risa] ¿Qué?
-Era.
Me despidieron justo antes de venir aquí a buscarte.
[risa] [♪ música suave] ¿Y has pensado mucho en Ana?
-Sí.
-Pero ¿has estado con otras mujeres?
-Sí.
-¿Siendo capaz de quererlas?
-No.
-Pues ya somos dos.
-Esta tiene que ser nuestra parada.
Coge tus cosas.
Excuse me.
Thank you.
-¿Y ahora?
-Un taxi al aeropuerto.
Qué ganas tengo de llegar.
-¿Qué bien se está aquí, verdad?
¿Estás enfadado?
¿Triste?
-Es que no he entendido nada, mamá.
Yo tenía un traje nuevo y me dijisteis que íbamos a bailar.
Me lo prometiste.
-Tienes razón, cariño, perdóname.
-No pasa nada.
Mamá, ¿es que ya no quieres a Carlos?
-El problema no es Carlos, es el amor.
Tú sabes lo que yo quería a papá, ¿verdad?
Pues cuando dos personas mayores se quieren así, se casan.
Pero hoy me he dado cuenta de que nunca voy a poder querer a nadie como le quería a él.
Y no es justo para Carlos, ¿entiendes?
-Pero, mamá, papá ya no está.
[teléfono] [♪ música emotiva] -"Mi querida Ana, no sé cuántas cartas llevo ya.
Imagino que habrás rehecho tu vida, pero me gustaría saber que estás bien, saber algo de ti".
-Señor De la Riva, necesito que me haga un favor.
-No, no.
Jonás, yo no puedo.
Hoy no puedo concentrarme en nada.
Pero ¿cómo puedes seguir trabajando?
-Bueno, es que no sé si es consciente de que me falta un vestido, el de Ana.
Que ya sé que... -Pero espera, espera, espera, espera, espera.
Vamos a ver.
Por favor, Jonás.
Nuestra amiga Ana acaba de anular su boda y nos acabamos de enterar que el mismísimo Alberto Márquez ha regresado de entre los muertos.
¿Cómo puede preocuparte el vestido?
Por el amor de Dios.
Es que también me preocupa París, señor De la Riva.
[teléfono] -¿Sí?
-Raúl.
-Mateo.
Sé que estás con él.
Pásamelo.
-Raúl.
-Alberto.
Dios mío, estás vivo.
Estás vivo, Alberto.
Su voz, su voz.
Pero ¿pero qué haces en Nueva York?
Si yo te hacía mucho más lejos, te hacía en el más allá.
-Raúl, tengo muchas cosas que contaros.
No sabía nada del accidente aéreo.
Estoy bien, estoy bien, con muchas ganas de veros.
-Qué abrazo te voy a dar, amigo.
¿Cuándo cogéis el avión?
¿Cuando llegáis?
Tened cuidado, por favor.
Antes de subiros al avión, que revisen bien los motores, que esté todo en orden, por favor.
-Llegamos mañana por la noche.
-Avisa a Clara, que no está en su mesa.
-Le aviso.
-Gracias, Raúl.
-Hasta pronto, amigo.
[risas] -¿Qué tal?
[suspiro] -Raro, nervioso.
-Todo va a salir bien.
-¿Y Ana?
-Allí estará.
Vamos a marcar.
-Está vivo, Jonás.
Está vivo, y yo estoy muy feliz.
Voy a avisar a Clara y a por su vestido.
-¿Va a recuperar el vestido de Ana?
-Sí, sí, voy a por su vestido.
Los milagros existen, Jonás.
Ya nada es imposible.
[hombre habla por altoparlante] -Tranquilo.
-¿Alberto?
¿Alberto Márquez?
-Un segundo, Mateo.
-Hola, Caroline.
Cuánto tiempo sin verte.
-Sí, una pena, la verdad.
Y también qué... pena que no haya otra oportunidad de lucir un modelo tuyo.
-Conoces las normas.
-Demasiado estrictas.
-Un placer verte.
-¿Y esa?
-Una clienta de mi atelier.
-¿Qué relación tienes con las clientas de tu atelier?
-Vamos.
Prepara tu billete.
[hombre habla por altoparlante] [golpean la puerta] -¿Puedo pasar?
-Sí.
-¿Cómo está?
-No le he dicho nada.
-Ana, hija, Alberto llega mañana, deberías... En fin, no sé, poco a poco.
-Esto no es poco a poco, tío.
No sé con qué me voy a encontrar.
Y no quiero que el niño sufra.
-Tú eres su madre, pero te recuerdo que Alberto es un crío listo, ¿mmm?
-Prefiero esperar.
-Tú mandas.
¿Cuándo llegan?
-Parece que mañana por la noche.
-Y... ¿Has hablado con él?
Bueno, tienes que descansar.
Mañana va a ser, va a ser un día largo.
Puede que estén a punto de cambiar muchas cosas.
No necesariamente para mal, ¿mmm?
Vamos a darle tiempo al tiempo, ¿mmm?
Descansa, hija.
Tiempo al tiempo.
-Hasta mañana.
-Hasta mañana.
[♪ Stephane Huguenin: "Stay By My Side"] [motor] -Disculpe, señorita, estoy buscando a Jonás Infantes, ¿lo conoce usted?
-Lo conozco yo y todas las galerías.
¡Jonás!
-Así me bautizaron, tú dirás, Mila, que hoy estás especialmente especial.
-Preguntan por ti.
-¿En qué puedo ayudarle?
-Tengo una carta certificada para usted.
-Ay, mi madre.
La carta.
Muchas gracias.
Aquí tiene.
"Bonjour Monsieur".
Está en francés.
¡Señor De la Riva!
¡Señor De la Riva!
Señor De la Riva.
Señor De la Riva.
Señor De la Riva.
-¡Me va a desgastar el nombre!
-Es que, un momento... -Bueno la respuesta es no.
Jonás, el vestido de novia de Ana es su obra, así que es su responsabilidad.
-Sí, pero... -No, no, no, no, no hay excusa, mira, está arrugado, está, está hecho un lío.
Esto está hasta llorado.
Esto rebosa negatividad, yo no creo que tenga arreglo.
-¿Me quiere hacer caso?
Perdón, perdón, pero es que me ha llegado una carta.
-¿Y toda esa violencia por una triste carta?
Échese una novia, Jonás.
-Es que no es una carta cualquiera, es la carta.
-¡Oh!
¿De París?
-Sí.
¿Me la traduce?
-Es esta tarde.
-¿Esta tarde?
-En el Hotel Continental.
-¿En el Hotel Continental?
Tengo que presentar tres modelos y ellos decidirán si entro o no entro.
-Bueno, eso ya lo sabíamos.
Lo primero es, serénese, que me está poniendo un poquito nervioso, y lo segundo, vamos a revisar lo que tenemos hecho hasta ahora.
Quiero que coloque sus tres diseños y me los muestre tal y como lo va a hacer esta tarde, incluido este.
Póngalo en condiciones, por favor.
-¿Ahora?
-¡Ya!
-Ya.
[♪ Stephane Huguenin: "If You Wanna Be My Love"] "Vola".
¿No se dice así?
-Voilà.
Ah.
¿Qué opina?
-Mm-hmm.
-¿Y eso significa...?
-Que le falta algo.
-Pues no sé, señor De la Riva.
He planchado el vestido de Ana, lo he rociado con agua de azahar.
Yo creo que, no sé si será suficiente, pero le he quitado la negatividad.
Igual hay que llamar a un cura, o no... Igual hay que ponerle un poco de pedrería o unos encajes... -No, no, no, no.
Jonás, Jonás, no.
Los vestidos son maravillosos, son clásicos, elegantes, sencillos.
-Entonces, ¿cuál es el problema?
-Usted.
-¿Yo?
-Mire, Jonás, la escuela de París es la cuna de las grandes promesas de la moda.
Y usted... ¿Cómo se lo diría yo?
Lleva "Made in Porrillos" escrito en la cara.
-Es que soy de Porrillos.
-Ya, ya lo sé, pero debería cambiar su actitud.
Fíjese, la primera vez que yo fui a París estaba aterrorizado.
Más o menos como lo está usted ahora, pero sabía que no podía demostrarlo.
-Pero es que yo soy así, señor De la Riva.
De Porrillos, soy Jonás Infantes de Porrillos y el primo del Pedro, el hermano de la Antonia y de muchas más.
-Ajá.
Ahí está el problema.
Su contacto con la tierra.
¿Qué hay de la creatividad, de la ilusión, de la inspiración, del delirio, de la oleada de sensaciones?
Aquí.
Se lo diré de otra forma.
Fíjese en sus diseños... Son sofisticados.
Eso significa que usted también es sofisticado.
Tiene que cambiar su atuendo.
Tiene que quitarse este jersey rancio, este pantalón de la huerta, no sé, vístase un poquito más elegante, más acorde con lo que usted mismo diseña.
-Pero es que yo no sé por dónde empezar, señor De la Riva.
-¿Usted quién es?
¿Quién quiere ser?
Tiene que crear su alter ego, su propio estilo.
¿Cómo quiere que le recuerden?
Dentro de un rato nos vemos aquí con un par de looks.
-¿Con un par de qué?
Se-señor De la Riva, yo confío en usted y me voy a presentar aquí con lo que usted me ha pedido, pero me tiene que ayudar.
-Claro, pero quiero que la propuesta sea suya, igual que con sus diseños, ¿mmm?
-Está bien.
-Y eso no lo haga más.
-Está bien.
-Venga, cariño, ahora, cuando termines, vas a buscar al abuelo, a ver si necesita algo, ¿eh?
Pero bueno, ¿y qué hace ese niño que no está en el cole?
-Porque tenía que cuidar a mamá.
-Anda, cielo.
Vete a lavar los dientes y a buscar al abuelo.
-Que sí, mamá.
-Luego voy a buscarte al taller y espero que estés haciendo alguna tarea.
-¿Qué tal andas?
[suspiro] ¿No se lo has querido contar al crío?
-¿Cómo se lo voy a contar, Rita?
Si todavía no he sido capaz de asimilarlo yo.
Que Alberto ni siquiera sabe que este niño existe.
-Buenos días.
-Rita, la andaban buscando en el taller.
-Sí, ya me iba.
-¿Cómo te encuentras?
-No sé explicarlo.
-Nerviosa, preocupada.
-Estoy segura de que todo eso desaparecerá en cuanto lo tengas en frente.
-Ya no sé quién es Alberto, doña Blanca.
Llevo cinco años pensando que estaba muerto.
-Ya.
Ana, vuestras familias trataron de separaros toda la vida.
Londres os distanció durante mucho más de cinco años, y las galerías pusieron más impedimentos aún, y a pesar de todo eso, vosotros seguisteis enamorados.
-Pero eso fue hace mucho tiempo.
¿Y si está casado o tiene hijos?
¿O simplemente viene a cerrar esta historia para siempre?
-Yo no sé qué le habrá pasado a don Alberto durante estos cinco años, pero algo me dice que sus sentimientos hacia ti no pueden haber cambiado.
-Pues yo no puedo parar de pensar lo contrario.
-¿Y a ti qué te gustaría que pasase?
Tú tampoco eres la misma después de estos cinco años.
-Yo estoy muerta de miedo.
[♪ música suave] -Confía.
[suspiro] -Tenemos que estar preparadas.
Hoy todo tiene que ser perfecto, ¿me entiendes?
-¿Por qué, mami?
-Pues, porque ibas a conocer a una persona muy importante.
-¿A quién?
-Es una sorpresa.
Confía en mí, ¿mmm?
[♪ música suave] -Mamá, ¿me dejas ir a ver los vestidos?
-No, Cristina, tengo prisa.
Tenemos que subir al despacho, que estoy esperando una llamada urgente.
-Porfa, solo será un rato.
-Por favor.
-¿En qué puedo ayudarle, señora Otegui?
-¿Podría vigilar a mi hija?
Yo tengo que subir al despacho a hacer unas gestiones y ella quiere quedarse por aquí.
Solo diez minutos, ¿de acuerdo?
Gracias.
-¿Qué quieres hacer, preciosa?
-Quiero ir a ver esos vestidos.
[♪ música tensa] [timbre del ascensor] ¡Bu!
-¡Me has asustado!
-Esa era la gracia.
-Vas muy guapa hoy.
-Gracias.
Mi madre me ha dicho que hoy es un día muy importante.
-¿Por qué?
Vas a ir a una fiesta.
-No.
Voy a conocer a alguien.
-¿A quién?
Mientras, ¿quieres que te enseñe un sitio secreto?
[♪ música alegre] ¿Te gusta?
-Me encanta.
-Es mi sitio secreto.
Vengo con mi madre.
A ver.
[tarareo] -¿Los has hecho tú?
-Me enseñó mi madre, porque mi padre siempre se los hacía.
-¿Me das uno?
-Y tú me das un beso.
¡Chao!
[teléfono] -¿Diga?
-¿Me has llamado?
-Sí.
¿Cómo estás?
-Todo se ha ido a la mierda.
¿Cómo quieres que esté?
Todavía no me lo creo.
Una hora, una hora y ya estaría hecho.
-Aún no está todo perdido.
-¿Pero no lo entiendes o no lo quieres entender?
Ana vive enamorada de él.
-Yo voy a luchar por él.
-No vas a sacar nada.
-Conozco a Alberto.
Puedo hacerle dudar.
-No te creo.
-Tú entérate de en qué vuelo de Airsa llega.
Yo estaré allí para recibirle.
-¿De qué sirve todo esto, Cristina?
-Carlos, si hemos llegado hasta aquí, no podemos abandonar ahora.
Ana te ha humillado, te ha dejado en ridículo delante de todo el mundo, ¿y tú qué vas a hacer?
¿Retirarte y desearle que sea feliz junto a otro hombre, después de todo lo que has hecho por ella?
Ayúdame, ayúdame a conseguirlo, Carlos.
-Cuando sepa algo, te llamo.
[♪ música emotiva] -Llevas desaparecida toda la mañana.
-No todos los días una se entera de que su hermano sigue vivo.
-¿Estás bien?
-Demasiadas cosas en muy poco tiempo.
[suspiro] -¿De qué cosas estás hablando?
-Eh, igual nos hemos precipitado con todo esto.
-Patricia, los dos hemos ido demasiado lejos como para echarnos atrás ahora.
La idea era apostar por una familia.
-Y eso es lo que no tiene ningún sentido.
Quizá con esto del embarazo hemos hecho cosas que ninguno de los dos quería.
-No, yo sí que quería hacerlas.
-¿Me vas a decir que estás enamorado de mí?
-Sí, y te quiero.
-Y si no estuviese embarazada, ¿también me ibas a decir que estás enamorado de mí.
-¿Cómo?
-He perdido al niño.
Pero ya sabes lo que me pasa.
[♪ música triste] -Te estamos esperando en la sala de juntas.
-Ahora mismo voy.
-Pues sabiendo que está todo en orden, yo creo que podríamos marcar ya la firma del contrato para la venta de las galerías.
¿Qué le parece mañana?
-Por mí no habría inconveniente, siempre que estén a tiempo de mandarnos hoy el borrador definitivo con las notas que habíamos acordado.
-Nuestros abogados deben tenerlo listo ya, ¿no es así, Enrique?
-¿Perdón?
-¿Que si tenemos el contrato definitivo ya?
-Por supuesto, si me dan un momento.
-Cristina, ¿algo que puntualizar?
-Está todo perfecto.
-Pues no se hable más.
-Aquí lo tiene.
-Muchas gracias, Enrique.
-Don Mauricio, un placer hacer negocios con usted.
-Un placer.
-Hasta mañana.
-Hasta mañana.
-¿Se puede saber qué está pasando?
Ha sido la reunión menos profesional que he tenido en mi vida.
Es el comprador de las galerías.
¿En qué estáis pensando?
-Perdóname, pero es que yo me tengo que ir.
-Cristina, ¿te das cuenta de que estamos cerrando la operación más grande que nunca hayas hecho?
-Perfectamente, pero mi vida personal me importa mucho más.
-Esto es el colmo.
Como se nos caiga la operación, Enrique, os llevaré a los juzgados.
-Haz lo que consideres oportuno.
[teléfono] -Hola, tío.
-Hola.
-¿Y Alberto?
-¿Qué pasa?
¿No ha ido al colegio?
-Tío, no me asuste, que después de desayunar dijo que venía a buscarle a usted.
-Pues yo no lo he visto.
¿Has visto a mi nieto?
¿No?
¿Ha, ha visto usted a mi nieto?
-No.
-¿Has visto a Alberto?
¿Alguien ha visto a Alberto?
-¿No le han visto a mi nieto?
¿No?
[risas] -¿Alber...?
-Nada por aquí, nada por allá.
-¡Bien!
-Gracias.
Si quieres te puedo hacer otro truco.
-¡Sí!
¡Bien!
-Alberto, ¿qué estáis haciendo aquí?
No podéis estar aquí solos.
-Mamá, te presento a la dama del público más hermosa.
-Te he dicho que fueras con el abuelo y no sabe nada de ti.
-Es que me encontré con Cris.
-Mi madre tampoco sabe que estoy aquí.
-Anda, vamos.
[♪ música suave] -No os encontraba, qué susto me habéis dado.
¿Dónde está la niña?
-Llevo un rato buscándola y no la encuentro.
-¿Cómo?
¿Se puede saber qué estabas haciendo?
-Cristina, los niños no tienen la culpa.
-Tú no vuelvas a acercarte a mi hija.
-Mamá, fui yo quien se marchó con Alberto.
-Tenemos que irnos.
-¿A dónde?
-A buscar a alguien.
-Vámonos.
-Vamos, cariño.
-Miriam, de verdad, ¿Cuántas veces te lo tengo que repetir?
¿Dónde van los perfumes?
Se colocan ahí.
Si tenemos de hombres es para que se vean los de hombres... -Pedro, te necesito más que a los churros de chocolate.
-¿Qué pasa?
Por favor, pero te estoy viendo que no estás trabajando... -Esta tarde tengo que presentar los modelos para que me admitan la escuela de París, y don Raúl me ha dicho que tengo que reconstruirme.
-Ah, ¿que te has roto?
-No.
El problema es que somos de pueblo.
-Eso no es ningún problema, nunca ha sido un problema.
Tú siempre vas a ser del pueblo.
Siempre vamos a ser de pueblo.
Suficiente, que eres de Porrillos.
Si llegamos a ser de Puercas... -No es eso, no es eso.
Lo que pasa es que me ha dicho que tengo que mejorar mi style.
¿Qué es eso?
-Eso es pluma.
Eso es pluma, primo.
Eso es un traje de estos estrafalarios con un montón de plumas.
Yo te dije de costurear, no te enfades, pero eso es de, eso es de chica.
-Lo que pasa es que tengo que parecer más moderno, ¿mmm?
Tener más glamour.
-Ah, de acuerdo.
De acuerdo.
-¿Y entonces?
-¿Tú te crees que yo me he cruzado alguna vez con glamour en mi vida?
Yo no sé lo que es glamour, primo.
Siempre me han hablado de eso, y yo no tengo ni idea de eso, primo.
-Pues, ¿qué hago?
-Pues díselo a Clara.
¿Clara?
[timbre del ascensor] -Clara.
Clarita.
Clara.
-Clara.
-Clarita.
-¿Sí?
-Necesitamos tu ayuda.
-Tienes que darme glamour.
-¿Qué?
-Sí, que necesitamos que nos eches una mano.
-Milagros a Lourdes.
-No, no, tienes que ayudarme a mejorar mi estilo.
-¿Cuánto?
-Mucho.
-¿Mucho?
-Algo así, ¿no?
[hablan a la vez] -A ver, un momento.
Ayúdame a encontrar algo elegante, sencillo, que sorprenda, pero no mucho tampoco.
-¿Quién es la chica?
-De la Riva.
-No, De la Riva, no.
-Hombre, De la Riva... [hablan a la vez] -Raúl me ha dicho que, si quiero ser diseñador, tengo que parecer un diseñador.
Esta tarde, es la presentación en el Hotel Continental... -¿Esta tarde la tienes tú?
-Sí, esta tarde... -Pero no me habías dicho.
-Tengo que presentarle dos, dos... ¿Cómo lo ha dicho?
¿Hoo-hoo-hooks?
-¿Looks?
-Looks, looks, ¿eh?
-Bueno, vamos a ver si te convertimos en un diseñador.
Seguidme.
[♪ Amir Ali: "Too Taboo"] [quejido] -Por favor, primo, si tengo las piernas hinchadas como las butifarras de la tía Carmela.
-A mí me duele todo el costillar.
Además, que no sé qué voy a hacer con esto.
-Pues enseñármelo a mí, ¿qué si no?
Par de dos, y dejen de quejarse que parece que tienen horchata en las venas.
Por favor.
Vamos a ver.
Bueno, pues no se ha defendido mal en la selección, don Jonás.
¿Don Jonás?
Bueno, ya pensaremos después el nombre artístico.
Este que es así como galáctico.
Bien.
Pruébeselo.
-¿Este?
Sí, dentro.
[suspiro] -Gracias.
-Clara.
¡Clara!
-Estoy aquí.
-Llevo diez minutos llamándote.
¿Se puede saber dónde estabas?
-Estaba haciendo unas gestiones.
-No recuerdo que te haya mandado ninguna gestión.
Y se supone que trabajas para mí, ¿o no trabajas para mí?
-Claro que trabajo para usted, señor Cafiero.
-Hace solo unos minutos tenía aquí unos clientes muy, muy importantes.
¿Y sabes qué?
He tenido que preparar yo mismo sus cafés.
-Vaya, entiendo su drama, señor Cafiero, y lo siento mucho, no volverá a pasar.
-Claro que no volverá a pasar, porque a la próxima estás despedida.
-Marco, ¿quieres que hablemos?
-¿Perdone?
-Bueno, es que es evidente.
Desde que hemos terminado nuestra relación, todas las felicitaciones se han convertido en broncas y en malas maneras.
Tú me dirás qué pasa.
-Eso es porque no estás a la altura de mis exigencias.
Muchas gracias.
[♪ música suave] -Buongiorno.
-¿En qué puedo ayudarla?
-Estoy cercando a Marco Caffiero.
-¿Y usted es?
-Antonella, la sua promessa.
-Clara, te he dicho mil veces que los documentos... [hablando italiano] -Señor De la Riva, creo que esto me va, me va estrecho, ¿eh?
-Que es así, hombre.
Pruébeselo, Jonás, que es su talla.
-Yo siempre he dicho que, es que, bueno, que para estar guapo hay que sufrir.
-Venga, primo, no te rías de mí.
-Usted, en cambio, no sufre nada, ¿no?
¿Y esa corbata?
-Ah, ya.
-Voy.
-Lleva diciendo "voy" media hora.
[♪ música alegre] ¿Qué has hecho?
-Meter tripa y subir la cremallera.
-Pero ¿qué has hecho?
¿Qué has hecho contigo?
-Pero, Pedro, ¿quiere dejar de decir tonterías, por favor?
Jonás, está usted espectacular.
-¿Verdad?
-Y créame si le digo que acaba de encontrar usted su propio estilo.
Un momento.
[♪ música alegre] Vamos, no hay tiempo que perder.
-Primo, deséame suerte.
-No sé quién eres.
¡Suerte, suerte!
Que te ves muy guapo, a ver qué se me pega lo guapo... -Que tengo prisa, que tengo prisa.
-De verdad te ves muy guapo.
Te, te aplaudo, te aplaudo.
[inaudible].
Me tiene que quedar, pues eso.
Cada vez que yo me pongo esto y... Es que yo parezco una oveja disfrazada... [inaudible] me voy a quitar esto.
Que me pongo esto y a mí me da una rabia que me muero.
[♪ Billy Roues: "Woman's Intuition"] -Buenas tardes, caballeros.
[suspiro] Mm-hmm.
Tranquilo, respira hondo y a triunfar.
-Yo no sé si esto es buena idea, señor De la Riva.
[inaudible] aquí.
Ya no te puedes echar atrás.
Jonás, has hecho un trabajo excepcional.
Vas a entrar ahí dentro, vas a mostrar tus tres diseños, que son maravillosos, vas a dar las gracias y te vas a ir.
No hay miedo, mírame, no hay miedo.
Lo huelen, son como perros.
Confía en ti como yo lo he hecho.
Aquí has venido a ganar, a ganar, campeón.
-¿Joe Infantes?
-Sí, aquí.
-¿Joe?
-Sí, Jonás era muy convencional.
Convencional de Porrillos.
-Acompáñame, por favor.
-Vamos.
[♪ música suave] -Buenas tardes, mi nombre es Jon... Joe Infantes.
Y los modelos que les vengo a presentar son para mujeres perdidamente enamoradas de sus parejas y de la moda.
[♪ Laurent Lombard: "Come On Ladies"] Señor De la Riva.
-Sí.
¿Qué?
-Pues no sé, no sé.
-¿Adolfo Domínguez?
-¿Y ese?
-Es un chavalillo, [inaudible].
-Bueno, ¿y ahora qué?
-Pues, nada, a esperar, a esperar, como la vida misma.
Suerte en la vida.
Vamos.
-¿Seguro que es esta tela?
Pero aquí no se ve bien.
Anda que como me equivoque... -No te lo vas a creer.
-¿Le ha pasado algo a Ana?
No, no, no, no, no.
El Marco.
-¿Y a mí qué me importa Marco con la que está cayendo, Clarita?
-¡Jo, Rita!
-No me digas que habéis juntado los hocicos otra vez.
-¿Qué dices?
No.
Pero digamos que mientras estaba arrimando, pues le estaba pidiendo matrimonio a otra.
-¿Qué me estás contando?
-Como te lo digo.
Que se ha presentado aquí una diosa italiana llamada Antonella que dice que es su prometida, que me ha enseñado el anillo y todo.
-Bueno, y a ti qué te importa, ¿no?
-Ya, no.
Sí, de hecho, no me importa nada, la verdad, pero bueno, una tiene su orgullo, Rita, ya sabes cómo soy.
-Pero ¿tú no estabas pensando en reencontrarte con Mateo?
-Sí.
-Pues déjate de diosas y céntrate en lo tuyo.
No, no, si yo me centro, pero... -Pero, pero, pero.
-Bien.
-Mamá, ¿qué pasa?
Me prometiste que me lo ibas a contar.
-A ver, cariño.
¿Tú sabes la foto que tiene mamá en la mesilla?
Es a la que le damos un besito cada noche.
-Sí, la de papá.
-Esa.
Pues resulta que papá acaba de aterrizar aquí.
-¿Y le vamos a ver?
-Le hemos venido a buscar.
¿Vamos?
-No sé si voy a aguantar.
-Claro que vas a aguantar.
No hemos venido de tan lejos para que ahora te eches atrás.
-Me tiemblan las piernas, Mateo.
-Pues imagínate lo nerviosa que está ella, que te dio por muerto.
¿Te imaginas que alguien estuviera esperándonos allí?
-¿Ha venido o no?
-Que no.
-Yo, con lo nervioso que estoy, casi que prefiero que me dé el aire antes de verla.
-Espérame aquí.
Voy a llamar a Clara para ir allanando el terreno.
[hombre habla por altoparlante] -Vamos, cariño, que ya casi hemos llegado.
[♪ Robert J Walsh: "Just One Night With You"] ¿Alberto?
-¿Qué haces aquí?
-Mi amor, cuánto te he echado de menos.
-Cristina, por favor.
[suspiro] -Esta es Cris, tu hija.
-Cristina, por favor.
¿Qué estás haciendo?
¿Te has vuelto loca?
-Alberto soy tu mujer.
Yo te he perdonado.
Te quiero.
-¿Vas a hacer pasar a tu hija por esto?
-Alberto, yo te he perdonado, somos una familia.
-¿Qué haces?
-Mamá, ¿qué te pasa?
-Nada.
-Nada, cariño.
-¿Es que no quieres ser mi papá?
-No... Verás, cielo.
Mira, cielo, no soy tu papá.
Me encantaría ser tu papá, pero yo no tengo hijos.
-Pero mi mamá siempre me... -Tu mamá estaba equivocada, cariño.
-Estoy seguro que tienes un papá maravilloso, pero yo no lo soy.
[♪ Robert J Walsh: "Just One Night With You"] He venido a por Ana.
Te deseo lo mejor.
-¡Te vas a arrepentir!
¿Me oyes?
¡Sí, Alberto Márquez!
¡No voy a dejar que seáis felices nunca!
¿Me oyes?
¡Nunca!
¿Me has oído?
-Vámonos, Mateo.
-¡Nunca!
[golpean la puerta] -Ya están de camino.
-Yo no sé si voy a ser capaz.
-Que sí, tú tranquila.
Ana, ya habrá tiempo para los reproches, y te lo digo por experiencia.
Disfruta de lo maravilloso que va a ser recuperarle.
-¿Y si no la recupero, Clara?
-Eso solo lo vas a saber cuando le tengas delante.
Pero vamos, que digo yo que Alberto no va a ser tan tonto.
[risas] Venga.
Vamos.
[exhala] [♪ Michael Gaucher: "Twist and Love"] [truenos] [♪ Michael Gaucher: "Twist and Love"] [motor de auto] [truenos] -¿Estás preparado?
[truenos] Mucha suerte, amigo.
Toma, puede que las necesites.
[♪ Pete Surdoval: "Vegas Wedding Bells"] [♪ Steve Vaus: "Carrie"] -No iba a esperar otro paseíllo, ¿eh?
¿Cómo sabías que estaba aquí?
-Tú calla y bésame.
[♪ Steve Vaus: "Carrie"] -Vámonos a casa.
-Armando, lleve a la niña a casa.
-Mamá, yo no me quiero ir sin ti.
-Bueno, pues no te puedes quedar aquí.
Mamá tiene que hacer una cosa de mayores y tú no puedes quedarte.
-Pero si estabas muy triste.
Pues por eso, porque mamá tiene que hacer una cosa más, ¿mmm?
Una solo, y estará muy feliz.
¿Y tú?
Tú me puedes esperar durmiendo en mi cama si quieres.
¿Sí?
[♪ música tensa] -Yo me fui de aquí convencido de que me habías dejado.
Me he recorrido todo el mundo intentando reinventarme y no... yo no te he podido olvidar.
-¿Por qué no me escribiste ni me llamaste?
-Te escribí durante mucho tiempo.
Cuando vi que no me contestabas, pensé que no, que no querías saber nada de mí.
Ana, te lo juro.
-Alberto, cuando era una niña mi tío me escondía las cartas, ¿pero ahora qué?
-Llevo cinco años esperando una carta, una llamada, lo que fuera, cualquier excusa que me diera una esperanza para volver.
-Pensé que estabas muerto.
[suspiro] -Y lo estaba.
[♪ Stephane Huguenin: "I Want You to Be My Man"] -Abuelo, tengo pis.
Abuelo.
-Arde, bruja.
¡Al fuego como las brujas!
[♪ Stephane Huguenin: "I Want You to Be My Man"] [Cristina tose] -Ven conmigo, que te quiero presentar a alguien.
-¿Ahora?
-Sí, ahora.
Vamos.
-¿No me vas a decir quién es?
-No.
Pero te va a gustar.
[♪ Stephane Huguenin: "I Want You to Be My Man"] -¿Mamá?
-¿Alberto?
-Mamá.
-Alberto, tranquilo... [grito] ¡Alberto!
[Emilio tose] -¿Alberto?
¡Alberto!
-Don Emilio, don Emilio, ¿qué está pasando?
-No lo sé, no lo sé.
¿Ha visto a mi nieto?
-No, no.
-Algo se está quemando.
Despierte a sus compañeros, hay que desalojar todo esto.
¡Alberto!
¡Alberto!
Alber... -Don Emilio, pero ¿de dónde sale todo este humo?
-No lo sabemos, doña Blanca.
¿Habéis visto a mi nieto?
-No.
Le acompaño a buscarlo.
-No, no, no.
Mejor hay, hay que evacuar todo esto cuanto antes.
-Sí.
-Que salga todo el mundo a la calle.
-Voy.
-¡Alberto!
¡Alberto!
-Don Emilio... -¡Alberto!
¡Alberto!
-¡Rápido!
¡Alberto!
¡Alberto!
-Ven, vamos.
Vamos.
Alberto, vamos.
[alarma] -¿Estás bien?
Pero es que ha salido todo el mundo de las habitaciones.
[tos] ¿Qué pasa?
-Don Alberto.
-Jonás, ¿qué está pasando aquí?
-Sí.
De las Galerías Velvet.
El olor a quemado es muy intenso y hay cada vez más humo.
Muy bien, por favor, no tarden, por favor.
Gra-gracias.
¡Vamos, vamos!
¡Salgan ya!
¡Vamos!
¡Salgan, rápido, rápido!
Por Dios.
Don Alberto.
-Doña Blanca, ¿dónde está mi tío?
-Está dentro.
Está buscando... -¿A Alberto?
-Sí.
-¡Alberto!
-No dejes que se queden atrás.
-¡No, no, vamos!
¡Vamos, salgan, por favor!
¡Salgan!
¡Rápido, rápido!
-¡Alberto!
[Ana tose] -¡Alberto!
-¿Qué pasa?
-Mi hijo.
Nuestro hijo, Alberto.
Nuestro hijo, Alberto.
[llanto] Tienes que ayudarme a encontrarlo, por favor.
¡Alberto!
¡Alberto!
¿Dónde está?
-No encuentro al niño, no le encuentro, le he buscado por todos lados.
-Cúbrase con esto.
Ana, saca a tu tío a la calle, por favor.
-No puedo irme de aquí si no... -Yo voy a buscar a Alberto, por favor, ¡sácale!
¡Te prometo que lo voy a encontrar!
[quejidos] ¡Alberto!
[tosidos] ¡Alberto!
¡Alberto!
[tos] [♪ música triste] ¡Alberto!
¡Alberto!
¡Alberto!
[♪ música emotiva] Alberto.
[♪ música emotiva] -La culpa es mía.
Yo tengo la culpa, yo tengo la culpa.
-No diga eso, tío.
-No le oí.
Estaba dormido y no le oí, no le oí, no le... ¿Cómo está?
-Ha inhalado mucho humo.
Posiblemente hollín porque tiene una concentración bastante elevada de cianuro.
Estamos tratando de eliminarlo.
-¿Se pondrá bien?
-No depende de nosotros.
Ahora mismo tiene una máscara de oxígeno con la que estamos tratando de limpiarle bien las vías respiratorias, pero hay que esperar.
-¿Puedo verle?
-En cuanto le subamos, les aviso.
[llanto] -Se pondrá bien.
Es fuerte.
[llanto] -¿Cómo nos puede pasar esto?
[♪ música triste] -Doctor.
[sirenas] -¡Una mujer!
¡Hemos encontrado una mujer!
¡Rápido!
Hay una mujer gravemente herida.
-¡Camilleros!
-¿Una mujer?
¿Cómo que hay una mujer?
¿Dónde?
-Lo siento, señora, pero no puede pasar.
-Tengo, tengo que ver quién es.
-Doña Blanca, no se preocupe.
-Yo creí que había sacado a todo el mundo.
¡No puede ser!
Dios mío, doña Cristina.
[♪ música emotiva] -Por favor, movámonos.
[♪ música emotiva] -Pueden pasar a verle.
-Ana.
Ana, Alberto.
-¿Has venido a hablar de negocios?
Vamos allá.
-Más que hablar, he venido a firmar.
-Vale.
-¿Qué le parece si nos acercamos a las nuevas viviendas?
A lo mejor allí encontramos algo con lo que ilusionarnos.
-¿Qué se supone que tengo que hacer?
Ni siquiera tengo a nadie para compartir mi vida.
-Pues sí que le ha dado usted fuerte con el amor.
-¿Os dais cuenta de que puede que sea la última vez que estamos solas?
-No digas eso.
-Me gustaría irme de España.
-¿Sin mí?
-¿Te acuerdas de un club de jazz donde te enamoraste perdidamente de mí?
-¿Vas a volver a intentar?
-Tengo tus cartas, las que me escribiste desde Nueva York.
-¿Robaste las cartas que le mandaba a Ana desde Nueva York?
-¿Qué?
-Que me has quitado la oportunidad de ver nacer a mi hijo.
-Ya sé que no estás bien.
Cristina, por Dios, dime algo.
Support for PBS provided by:
















